martes, 20 de febrero de 2018

VILLA DEL LIBRO: URUEÑA


En el lugar más inesperado hay un paraíso de lectura y un templo de libros. O una Villa del Libro. No todo está perdido. Hasta el sábado no había oído hablar nunca de Urueña (ni de miles de pueblos de España, aunque tengo vicios fascinantes con la geografía mundial y suelo perderme absorto por los mapas desde el visor de imágenes vía satélite de Google). Allí en Urueña, al oeste de la provincia de Valladolid, apenas hay 200 residentes y entre sus murallas medievales, desde donde en lo alto se divisa el interminable alfombra verde y parda de la comarca de Tierra de Campos, abren sus puertas más librerías que locales de hostelería. Desde 2007 el pueblo es la primera Villa del Libro de España. Con este atractivo fuimos hasta allí para deleitarnos con una deliciosa comida casera en un modesto mesón antes de entrar en alguna de sus pequeñas y entrañables guaridas de libros.

Las librerías de Urueña (hay una docena) tienen libros de hoy y de ayer, ediciones nuevas y ediciones antiguas, ejemplares raros o especializados, literatura sobre temas locales y temas universales. Estuvimos en tres, de las que una (no diré cuál) nos pareció decepcionante; en las otras dos, estrechas, con libros desde el suelo al techo y la calefacción alta para combatir el frío penetrante del pueblo castellano donde la vida parece haberse quedado entre los muros, nos entregamos al íntimo placer de caminar despacio entre los libros, de agacharnos para bucear o ponernos de puntillas para ver más allá de los bordes, de oler libros, de palparlos, de imaginarnos cómo han llegado allí y adónde irán cuando alguien los compre, de callar en el silencio o sobre el suave hilo musical en el que se refugia la librera. Compramos seis, de los que la mitad no hemos visto en ninguna otra librería. Tesoros o no, están ahora en nuestro hogar llegados de un rincón de Urueña.

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