martes, 12 de septiembre de 2017

LEER OTRA VEZ

Me preguntan si he leído algún libro más de una vez. Veamos, que recuerde, cuento tres nada más a los que he dado una segunda lectura, releídos a una edad distinta de la primera vez o en otro idioma; obras que nos fascinaron o conmovieron tremendamente al principio y de las que queremos comprobar la persistencia de su poder, la durabilidad de su hechizo. Entonces me pregunto por qué guardamos tantos libros en nuestras casas, centenares, para no volver a abrirlos más. Para sentirnos orgullosos de nuestras propiedades o para conservarlos para prestarlos a quien merezca leerlos o para mantener presente, ahí quietos y cerrados, el recuerdo del placer, la indiferencia o el tedio que nos proporcionaron en su momento. 

Mientras, con un tercio leído de un libro de casi mil páginas en las manos del que estoy disfrutando, las estanterías continúan llenándose.

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