sábado, 22 de abril de 2017

NUESTRO DÍA DEL LIBRO


Quizá quiso un astro o una concentración de factores zodiacales que el Día del Libro de hace seis años se consumara con hechos inevitables la relación de entendimiento que mantenía con quien ahora me soporta y comprende todos los días. ¿Qué leía yo entonces? ¿Por qué páginas navegaba ella? No llega nuestra memoria a una respuesta. Pasados los años, cada 23 de abril a un beso de conmemoración le acompaña un libro regalado. Creo que ese libro, y tantos otros entregados otros días de cada año, es una de las razones de que nos sigamos llevando bien.


Ya escogí uno para regalar mañana, uno que tenía en mente, uno entre muchos que me pedían desde las mesas y los estantes de las estanterías que me los llevase a casa. Ojalá le guste. Ella escogió también el mío. Me gustará cual sea. Estos días siento que necesito abrir libros y no salir de ellos, apagar la luz a todo cuanto hay fuera de ellos.

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